Oscuro como la boca del Mightyena

Cuando se dejó de oir el forcejeo me lancé hacia la Pokéball, ansiosa, aunque tardé casi un minuto en encontrarla, mientras Clover se limitaba a reir. No perdí un instante más en liberarlo.

- ¡Bienvenido, Scraggy! Soy tu nueva entrenadora, la gran Onada - no escuché nada ni percibí movimiento - ¡Seremos los más fuertes y nos convertiremos en líderes de gimnasio! - tras esas palabras Scraggy lanzó un gruñido de victoria y me palmeó la pierna (el lugar más alto al que podía llegar) - ¡Así me gusta, tio! Bueno, deberías tener un nombre propio... Serás... ¡Ugh! Ya lo pensaré.

Continué caminando seguida de ambos Pokémon. Tener a mi lado un Pokémon habituado a la oscuridad de la cueva sería una ventaja genial, sin duda me tranquilizaba un tanto. ¡Era un Pokémon que jamás había visto, útil y molón! Avancé por la cueva mientras observaba los datos de mi nuevo compañero en la Pokédex.

Scraggy Macho

Tipo:
Nivel:5 Exp:0/10
Habilidad: Autoestima (sube el ataque cuando debilitas a un pokemon).
Felicidad: 0%
PS: 10
Ataques:
-Malicioso (-/100%/baja 1 nvl la defensa del enemigo)
-Patada baja (??/100%/cuanto mas pesado sea el Pokémon rival mas fuerte será el ataque)
-Ataque arena (-/100%/10%/reduce un 10% la precisión del enemigo)

---

En esta ocasión no necesité ni despegar la mirada de la Pokédex, Scraggy avisó con un "Scrag, scrag" señalando al frente, aunque apenas podía fijarme en nada. Ya que estaba Pokédex en mano hice uso de ella y vi un extraño Pokémon que no conocía.

- Vamos a estrenarnos, Scraggy, ¡Patada baja sobre Nosepass!

Escuché cómo corría hacia él a una velocidad algo patosa, lo que me hizo fruncir el ceño.

Scraggy se acercó a mí haciendo ruiditos, parecía orgulloso.

- ¿Eh? ¿Tan rápido? ¡Nada mal, chiquitajo! Tengo que pensar ya tu nombre, mereces algo guay, quizás... ¿Rock? - todo quedó en silencio - ¡No, no! ¡Déjame pensarlo mejor!

Continuamos caminando un buen tramo en silencio, tan solo se oía el revoloteo de Clover, mis pasos y los del pequeño Scraggy, que arrastraba un poco los pies. La leyenda cada vez ocupaba menos espacio en mi mente.

- ¡Oh, ya se! - grité al rato, sobresaltando solo a Scraggy - ¡Serás Pátrol!

Nidoran Macho (Spike)

Tipo:
Nivel: 6 Exp: 4/10
Habilidad: Punto tóxico (habilidad Pokémon que envenena al mínimo contacto)
Felicidad: 10%
PS: 13
Ataques:
-Malicioso (-/100%/baja 1 nvl la defensa del rival)
-Placaje (35%/100%)
-Picotazo (35%/100%)

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Escuché un nuevo revoloteo pero bastante más basto que el de Clover. Aquel Pokémon gritó y no tardé un segundo en percatarme de que se trataba de un nuevo Zubat.

- Ugh, por Arceus, ¿esque no duermen estos bichos? ¡Que ya es de madrugada!

Saqué una Pokéball el bolsillo y la lancé distraídamente.

- ¡Adelante Bloki, Burbuja! - entonces escuché el sonido característico de un Nidoran, que parecía algo confuso - Oh, perdona tio, que con esta luz... ¡De todas formas, Spike, Burbuja! No, mierda, perdón... tú conocías... ¡Picotazo!

Una maravillosa entrenadora como yo no debía permitirse esos fallos, aunque se lo atribuía al sueño y el cansancio.

¡Cómo iba a pensar tácticas con esa penumbra! Y además pasábamos por una zona estrecha, era tan agobiante...

- ¡Spike, ahora Placaje! - dije algo frustrada.

Cuando el Pokémon fue derrotado busqué a tientas la cabeza de Spike y le acaricié, retirando la mano rápidamente cuando sentí la punta de su cuerno.

- Bien hecho Spike - sonreí y lo metí en su Pokéball - Bueno Pátrol, ¿te gusta el nombre? - reanudé lo que habíamos empezado, el Scraggy hizo un sonido de aprobación - ¡Eres molón incluso respondiendo! Nos llevaremos bien, tú y yo.

Clover rió por lo bajo y continuamos la marcha.

Scraggy Macho (Pátrol)

Tipo:
Nivel: 6 Exp: 0/12
Habilidad: Autoestima (sube el ataque cuando debilitas a un pokemon).
Felicidad: 5%
PS: 12
Ataques:
-Malicioso (-/100%/baja 1 nvl la defensa del enemigo)
-Patada baja (??/100%/cuanto mas pesado sea el Pokémon rival mas fuerte será el ataque)
-Ataque arena (-/100%/10%/reduce un 10% la precisión del enemigo)

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Cuando saqué la Pokédex en la siguiente ocasión estaba convencida de que sería otro perro negro de aquellos, hacía gruñidos similares. Sin embargo vi otra clase de cánido de pelaje grisáceo, parecía fuerte y de carácter serio, ¡no estaba nada mal!

- ¡Tú mismo Pátrol, está en tus manos! ¡Patada baja!

Volví a mirar la Pokédex, al parecer su nombre era Poochyena.

Los aullidos de Poochyena me hacían sentir aquel escalofrío que ya había recorrido mi espalda por el Houndour.

- ¡No vas mal! Creo, porque no veo una m... ¡Ugh! ¡Repite Patada baja!

No sabía bien qué sucedía, pero en esta ocasión Poochyena había golpeado a Pátrol, y sin duda tenía bastante fuerza. Cuando escuché a mi Pokémon levantarse con cierta debilidad me mordí el labio con fuerza.

- ¡Repite Patada baja, vamos! ¡Puedes con él!

Escuché el último golpe de Pátrol antes de que se me acercase, claramente pidiendome mi aprobación. Reí con un tono ronco pero divertido.

- ¡Eres increíble, Pátrol! Pronto seremos imparables. Descansa un poco.

Acto seguido lo metí en la Pokéball. Clover rio un poco y le miré con ceño.

- Tú... ¿estás bien? Es tarde, ¿no quieres descansar? - como respuesta rio y continuó avanzando - ¡Eh, vale, sí, espera!

Llegamos a una zona bastante amplia. Estiré los brazos con ganas, desperezándome.

- ¡Waw! ¡Da gusto esto! Si no hubiesen Pokémon acechando dormiría aquí mism... - entonces me percaté de dos esferas iluminadas, parecían piedras preciosas - ¡Oh, oh, eso es...! ¡Qué chulo! Espera...

Sentí que mi cuerpo se paralizaba y comenzaban a temblarme las manos. Aquello eran los ojos del monstruo de la foto, iguales, y miraban en mi dirección, tan atentos que no podía captar movimiento alguno. Estaba tan oscuro que no podía observar su figura. Estaba cagada de miedo... Clover parecía un poco tenso.

Pero... era un Pokémon, todos los Pokémon pueden capturarse, y yo había atrapado uno legendario, ¿o no? ¿Y si aquel también lo era? Sin importar como fuese lo tenía frente a mí, y yo iba a ser maestra Pokémon. Debía hacer algo, y hacerlo rápido. La mejor opción era un Pokémon que conociese la zona, claramente ese era Pátrol. Pero sin embargo parecía un fantasma, ¿podría él...? Tenía la mano agarrotada y no podía moverla...

- Celebi - dijo más serio que nunca, supuse que más que por el peligro que aquel pudiese suponer era por lo mal que me veía.

- C-clover... - me temblaba la voz, cerré los ojos y respiré hondo - ¡Confusión!

Los ojos de Clover se iluminaron, pero no sucedió nada. Sentí cómo una gota me cruzaba desde la frente hasta la mejilla, tan lentamente como me procesaba a mí la cabeza en esos momentos. Los ojos de Sableye también brillaron, y aunque tuve la tentativa no retiré la mirada, espectante. Sin embargo, si sucedió algo, no pude saberlo.

- ¡Drenadoras! - grité como recurso, con una voz algo ronca.