Me paré en seco antes de adentrarme en la masa de árboles sombríos… Ugu, con lo que brillaba el sol hacía unos minutos atrás… ¡Oh! Quizá si mi nuevo amiguito me acompañara… Presioné emocionada el botón de la Ball, y de ella, tras una luz cegadora, salió un “bichito” en forma de estrella.
-¡Oh, oh, oh, oh! ¡¡Qué mono ereeeeeees!! –me lancé “a lo plancha” hacia él, pero el Pokémon dio un salto ágil y me precipité contra el suelo- Uya… Mi nariz…
Fruncí los labios y observé a mi nuevo amigo, que me escrutaba curioso desde la distancia. ¿Me tendría miedo? Le tendí la mano con una sonrisa de oreja a oreja, presentándome.
-¡No pasa nada! ¡Soy Lun! –di un salto en cuclillas, acercándome- ¡Seamos amiguetes!
Staryu se mostró más receptivo y me hizo una leve caricia en la mano. Abrí los ojos, contentísima. ¡Qué mono era! ¡Juntos seríamos los mejores! Le di un achuchón fortísimo. ¡Mi primer Pokémon! Al principio se resistió un poco, nervioso, pero pronto se dejó hacer como si nada.
-¡Tengo que buscarte un nombre bonito! -pensé durante unos instantes- ¿Qué te parece Umi? ¡Significa mar!
Pareció dudar, pero luego dio un par de saltitos de alegría, contento. Me puse a hacer cabriolas con él en brazos, jo, ¡qué guay que era esto de ser entrenadora!
-¡Bueno amiguete! –señalé hacia el bosque- ¿Nos metemos ahí? ¡¡Vaaamos allá!! –grité enérgicamente- ¡No tenemos miedo a la oscuridad, yes! -canté-.